Gilbert K. CHESTERTON
WILLIAM BLAKE
Traducción de Victoria León.
Prólogo de André Maurois
Ediciones Espuela de Plata, Col. Literatura universal, nº3, Sevilla, 2007, 1ªed
Precio: 9 €
220 páginas
Edición extremadamente cuidada, partiendo de una originalísima cubierta, buena traducción y un buen prólogo de André Maurois, y con numerosas ilustraciones de William Blake que resultan totalmente pertinentes habida cuenta a la relación entre las imágenes y la visión poética que sobre Blake establece el propio Chesterton. Tan sólo se hecha en alguna ocasión de menos el que se hubieran incluido algunas láminas en color y a mayor tamaño, algunos poemas como "El Tigre" bien lo hubieran merecido. Sea como fuere una edición muy por encima del estándar que normalmente nos encontramos, lo que es de agradecer.
El lector de Blake siempre puede encontrar algo de interés en las lecturas que los distintos escritores hacen de él y en especial si se trata de tipos con la sagacidad de Chesterton. Blake confiere a sus poemas de una densidad de sentido asombrosa y unas imágenes y mitología tan extremadamente concretas y elaboradas como poco familiares en ocasiones, que el orondo escritor inglés colabora a dilucidar.
Chesterton se alumbra el camino desde los "motores" de la creación, Maurois -y en la lectura del libro de GKC aflora lo mismo- llama la atención sobre la afinidad "adánica" de ambos, que de alguna forma reinventan la religión desde una posición muy personal para llegar a soluciones que en el marco del cristianismo dominante en Inglaterra (protestantes y anglicanos) les sitúa en un extraño punto intermedio con el catolicismo.
Más allá de la fe, une a ambos autores una peculiar forma de relación con el mundo que les rodea y del que se alimentan intelectualmente. La admiración hacia Blake es sincera y algunos poemas -como El Tigre- son considerados por Chesterton logros incontestables. Eso no excluye la crítica:
"En mi opinión, es posible comprobar, por lo general, si bien con algunas importantes excepciones, que siempre que Blake habla más de inspiración es cuando realmente está menos inspirado. Es decir, menos inspirado por sean cuales sean esos espíritus que gobiernan la buena poesía y el buen pensamiento. Sean cuales sean los espíritus que gobiernan la mala poesía y el mal pensamiento, él estaba abundantemente inspirado por ellos. [...] Está bien que grandes hombres como Mr. Rossetti y Mr. Swinburne confíen plenamente en el serafín de Blake. Naturalmente, ambos pueden confiar en los ángeles ―pues no creen en ellos. Sin embargo, yo sí creo en los ángeles y, de paso, también en los ángeles caídos."Como se ve su admiración se aleja de la perspectiva prerafaelita. Chesterton crea un ensayo de desigual progresión, que contiene ciertamente numerosas aportaciones valiosas, entre otras, el relacionar a William Blake con su época, el siglo XVIII, considerado habitualmente como el "siglo de la razón". Conecta esto con el desmontaje y reconstrucción formal de las religiones que provoca la emergencia de sociedades secretas entre las que se encuentra la masonería. Otro de los hallazgos es la comparación por oposición entre la visión artística de Blake y el impresionismo contemporáneo, el uno viendo la esencia de las realidades y el otro las diferentes realidades en torno al mismo ser (véanse las series de catedrales de Monet).
En este libro se encuentra al fin y al cabo la reunión de dos poéticas interesantísimas y personalísimas, la de William Blake y la de Chesterton, una lectura muy aprovechable para cualquier lector que alumbra al tiempo la transición hacia la cultura contemporánea.
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