domingo, 1 de julio de 2007
Scaramouche, la cultura de la risa
Rafael Sabatini
SCARAMOUCHE
Traducción de Manuel Pereira Quintero
Editorial: Mondadori. Colección: Grandes clásicos. Barcelona, 2007. 1ª edición.
Cartoné con sobrecubierta
ISBN: 978-84-397-2079-9
Precio: 21,00 €
Tamaño: 21 x 14 cm. 432 páginas
La exitosa novela del angloitaliano Rafael Sabatini, creada en 1921, ha sido erróneamente considerada como un bien realizado ejemplo de las novelas de aventuras y un tardío colofón o secuela de un género cuyo ejemplo más glorioso estaría en los Tres Mosqueteros de Dumas.
Incidieron en esta lectura la óptica aportada por el cine con la adaptación de varias obras de este autor: Capitán Blood, El Halcón de los Mares y ésta que nos ocupa: Scaramouche.
Hay ocasiones en que las apariencias engañan, orienta sobremanera la primera frase del libro, digna por cierto de figurar en la antología de mejores primeras frases: "Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio".
En efecto esta obra anticipa en bastantes años el interés por un aspecto de la cultura que luego interesaría sobremanera a Mijail Bajtin, el rol de la "cultura de la risa" frente a la cultura de la seriedad del ámbito oficial (Iglesia, Estado, etc...) un antitético espejo artístico y teatral de cuyas máscaras se despojan finalmente los hombres para volver al universo grave de la existencia cotidiana.
No es si no otro el trayecto que se dibuja en la travesía vital de André-Louis Moreau, el héroe de esta aventura, la cual corre paralela a la gestación de la Revolución Francesa. André-Louis, acosado de sedición por defender las ideas antiaristocráticas de un amigo suyo, se refugia en una compañía errante de la Commedia dell'Arte para pasar desapercibido, es ahí donde se convierte en el actor que representa a Scaramouche. Es ese segundo acto el más brillante de la novela, con un juego metaliterario notable, un ritmo espléndido y con una admiración evidente por la cultura popular que se encierra en este tipo de teatro.
Es en efecto esta la parte más original de la novela, y su nucleo central: la vida y la aventura de la vida como representación y a la vez la vida también como motor de la evolución de la narración: un André-Louis que se prepara de forma constante para el gran duelo final con su enemigo.
El último tercio del libro presenta al personaje de vuelta al mundo de "la seriedad", donde el personaje se convierte en paladín de tercer estado, un consumado maestro de esgrima y diputado de la asamblea. El amor por una joven actriz se sustituye aquí por el de una joven noble, clase a la que finalmente, el hasta entonces desclasado André-Louis desconocía pertenecer. Termina pues así la representación carnavalesca y baja el telón.
El final feliz desmerece un tanto el relato, cerrado y como de cuento, tras unas peripecias vistas siempre desde la perspectiva revolucionaria resulta ciertamente chocante pues es discutible que André-Louis haya amado ser alguien más que cuando era Scaramouche. Quizá este aspecto dota al libro de un matiz algo anticuado, en una época en que ya se alumbraban obras de vanguardia.
En el lado "negativo" de esta buena novela está el tratamiento que se hace del mundo "serio", con una explicación demasiado discursiva y plana de la situación histórica que contrasta fuertemente con la agilidad del resto de las páginas. Algo que no obstante no es extraño encontrar en cualquier best-seller de nuestro tiempo, pero que sin duda podría haber sido tratado de otra manera. Aunque se justifica narrativamente diciendo que se trae a colación no por ilustrar la historia de aquella época sino porque revela la perspectiva de André-Louis la realidad es que es una exposición algo forzada que obviamente no sería la de un personaje coetáneo de los acontecimientos, sino de un discurso proveniente de la perspectiva de historiadores más modernos.
En cierto modo nos encontramos con un peculiar objeto literario de bastante calidad, con algunos claroscuros, a medio camino entre la novela del XIX, el teatro de Goldoni o de Ben Johnson y el bestseller moderno. La mejor novela de uno de esos hombres que consagraron su vida a algo tan importante como fútil: escribir.
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